Los instrumentos plantean retos específicos a nuestro cuerpo. Los esfuerzos unilaterales pueden provocar tensiones, daños posturales y perjuicios para la salud a lo largo de años de práctica durante varias horas al día. Debido a este hecho, confirmado por la investigación, la Organización Mundial de la Salud se retractó de su afirmación de que hacer música tiene un efecto beneficioso para la salud. Y no sólo eso: la profesión de músico de orquesta es ahora una de las "cinco principales" profesiones que ponen en peligro la salud en todo el mundo.

Además, el miedo escénico, el estrés en las audiciones y las denominadas comorbilidades desempeñan un papel nada desdeñable para los músicos. Por comorbilidades, la profesión médica entiende los problemas que están indirectamente relacionados con la profesión del músico. Entre ellos se incluyen, por ejemplo, la dependencia del alcohol, las pastillas o las drogas.
En un estudio realizado por la Asociación de Investigación de la Industria Musical en colaboración con la Universidad de Princeton, se preguntó a 1.277 músicos sobre diversos temas. A la pregunta de si se habían sentido deprimidos o bajos de ánimo durante al menos dos días en las últimas semanas, la mitad (50%) respondió afirmativamente, el doble que la población general (25%). Además, los datos mostraron que los músicos eran casi siete veces más propensos a consumir éxtasis, tres veces más propensos a consumir heroína y opio, y dos veces más propensos a beber alcohol que la media de la población mundial.<